martes, 8 de noviembre de 2011

Breves momentos del pasado, o qué NO hacer en caso de crisis quinceañera.

(Paréntesis/nota al margen del texto siguiente: me arrepiento profundamente de haber borrado entradas antañas. Acabo de darme cuenta de que borré 4 años de pensamientos pubertos (con todo y dobles "i") que bien me pudieron haber resultado útiles en algún momento. Nunca lo sabré.)


Debe usted saber que no siento. Y no me refiero a la queja puberta milenaria de "estoy muerta y vacía por dentro, mátenme ahora". Digamos pues, que no siento mucho. Sé que en teoría y bajo cierto contexto, se esperan emociones del tipo: "juro-que-eres-el-amor-de-mi-vida-y-te-amaré-por-siempre", o bien algo emo/azotado como: "no-puedo-vivir-sin-ti-no-me-dejes-nunca-o-moriré-cual-lactante-sin-su-madre"; y siempre me he enorgullecido de no ser esa clase de personas, que o bien sienten todo intensamente, o padecen de estupidez crónica. Al final es lo mismo.

Resulta entonces que en una o dos ocasiones fui capaz de entender por qué se dice lo que se dice cuando la gente siente lo que siente. O algo así.

La primera feliz ocasión, según recuerdo, sucedió una tranquila noche en que una Amaya muy quitada de la pena, viajaba rumbo a Zacatecas con un muy adicto novio, cuatro mudas de ropa y crack en los zapatos. (Enorme paréntesis aquí: ¿saben lo fácil que es transportar pequeñas cantidades de drogas por el país?). Carretera desierta. Viajantes dormidos. Ruido de motor y una noche estrellada hasta donde la vista alcanza a ver. ¿Resultado? Cursis pensamientos capaces de hacerme vomitar corazones por todo el autobús.
Round 2: Segunda noche en Zacatecas. Hotel del centro con olor a polvo. Faritos. Novio temblando de ansiedad piedrosa. Colcha de lana. ¿Resultado? Fuertes declaraciones tipo "The Notebook".
Strike 3 (estás ¡FUERA!): medio año después, una Amaya muy quitada de la pena sentada en la playa de Caleta, con un judicial fumando piedra en lata a menos de 4 metros, a eso de la 1:00 am, decide sacar su iPod. Playa. Estrellas. Música cursi. Novio enarenado y cansado de pescar en el día. ¿Resultado? Horas y horas de material lírico para Luis Miguel.
Estoy segura que podrá encontrar serias fallas en los tres escenarios. Tristemente, yo no fui consciente de ellas hasta uno o dos años más tarde (:

El punto es, si las cosas que deben de pasar para que pueda ponerme completamente en ese mood, involucran piedra, huidas de casa, judiciales o Acapulco, yo paso.


Nuevo novio. Nuevo amigo. Y hasta nueva morra. ¿Qué pasará, qué misterio habrá? Sinceramente no quiero ni pensarlo. Resulta que las cosas que haces sin pensar, sí dejan traumas. Así que no, muchas gracias. Yo no quiero sentir nada. Así me siento bien. O algo así.

2 comentarios:

Microbial dijo...

Bien, entrada fresca.
Mal que no sienta,o no sienta mucho y más cuando uno cree que lo hace. Pero ese no es el tema, esto me recuerda mucho esa charlilla sobre los patrones. Deja atrás acapulco, la piedra y los judiciales, y sigue tu camino, solo vive, y no pienses tanto. Claro sin perder la delgada línea del respeto.

Sacbé dijo...

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